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CRISOPINA

El mal perder

Esta semana por fin se ha visto resuelto qué ciudad española representará en Europa la capitalidad europea de la cultura el año 2016 y también se ha comprobado que hay quien tiene un mal perder. Nada más saberse que la ganadora era Donostia-San Sebastián, el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, puso el grito en el cielo insinuando que el jurado no había sido objetivo. Seguramente habrá sido más que objetivo ya que no hay más que mirar la ciudad de Donostia para darse cuenta de lo bella que es (y el jurado visitó la ciudad un día que llovía). Si se puede disfrutar de la cultura en un enclave bonito, mejor que hacerlo en un lugar poco atractivo a la mirada. Además, el tamaño de la ciudad y el número de centros culturales y eventos culturales que se organizan, probablemente estén en proporción. No soy una habitual usuaria 'de la cultura' y aún así se me ocurren a bote pronto el Jazzaldia, el Zinemaldia o La Quincena musical. También me vienen a la cabeza algunos edificios: Tabakalera, Arteleleku, Museo San Telmo o Teatro Victoria Eugenia. Pero voy más allá. En cuanto a las costumbres y tradiciones culturales, Euskadi en general y Gipuzkoa en particular, tienen mucho que 'exportar' al mundo. Por ejemplo, hablo de todas esas fiestas en las que la gastronomía típica está presente y los bailes regionales son los protagonistas. Como no soy una usuaria habitual de la cultura, me dejaré muchas cosas sin mencionar y que desconozca. De todas formas, no escribiría estas líneas si no fuera porque en esta polémica se ha entremezclado una vez más la política. Qué manía.

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