Intereses que arden
En verano con el calor y las altas temperaturas es común que se registren incendios en los bosques de la geografía española. Es verdad que los cristales, metales y plásticos no recogidos tras un día en el monte, los rayos, las chispas que salpican los raíles de los trenes... pueden ocasionar incendios esporádicos. Sin embargo, no nos engañemos, seguro que en la mayoría de los casos quien está por detrás son los pirómanos y los interesados. No parece verosímil que el año pasado medio Galicia quedase calcinada por un fuego provocado “voluntariamente”. Ni tampoco que ahora Tenerife se encuentre envuelta en llamas. El Diario Vasco ha revelado un estudio realizado por un grupo de investigadores privado (Winterman) en el que se explica que hay quien gana hasta 70.000 euros por incendiar 2.000 metros cuadrados de terreno. Los motivos que llevan a algunos a lucrarse son variopintos: querer construir viviendas y más viviendas, deshacerse de productos ilegales, reclamar pérdidas de propiedad, aseguradoras que quieren la recompensa de pólizas de seguros o la reconversión de un solar... Pero lo más llamativo sin duda es que empleen productos como gasolina para que el fuego se propague rápidamente. Y mientras tanto, los Gobiernos y ciudadanos intentan concienciarse en contribuir a combatir el cambio climático que nos acecha. Que por cierto, nos está costando mucho meternos en la cabeza que hay que cuidar el medio ambiente como para que unos individuos no dejen de hacer el loco. Bastante daño hacemos a nuestro entorno natural como para estropearlo así por así a cambio de obtener dinero. Es una de las formas de beneficiarse más descabelladas que existe. Después lamentamos que la madre naturaleza nos devuelve la patada. No me extraña.
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